tu y yo
Tu en la oscuridad, en pozo de infinito silencio.
Yo en el amanecer de marzo con sus dulces conciertos matutinos.
Tu con el profundo dolor de sentir que el cuerpo se separa del alma.
Yo con la satisfacción del cansancio de caminar y caminar tras mis honorables retos.
Tu con la eterna carga de medicamentos enlazados con aromas de drogas y
profundizantes píldoras de negligencia para sostener tu mundo.
Yo con el aire que me abraza y me entrega sensibilidad momento a momento, con olor
a jazmín que enmarca mi mundo que no termino de abrazar, que no tiene fin.
Tu con ruidos de otros mundos, voces místicas que te asustan y te lanzan a rincones tristes y ecos de infierno.
Yo con la mística magia que de otros mundos flotan en la atmósfera y que retomo para fusionarme en su encanto y
liberarme después con aura de oro y púrpura.
Tú y yo, Yo y tú.
Tú pudiste ser yo y yo pude ser tu.
Y aquí estoy nacida sin estrella de primogénito, pero al correr de los años crecí en vuelo y
tomé una de las miles que tiene la noche y dentro encontré el brillo.
A Melis mi hermana
a mis culpas sin castigo
A mi yo que pudo ser ella
A mi pesar eterno de verla enferma
A mis sobrinos que siempre velaré por ellos.
Al maldito destino que permite sombras de locura en nuestra gente.
A mi miedo por ella y su partida al mundo de los lamentos.
Leticia Gomez Ibarra, 1980.
narraciones |
epístolas |