PARA LA PRINCESA
Para Dulce Maria Loynaz vecina del pintor renacentista Ulises.
Con la ternura de una decadencia compartida.
Toqué el balaustre frío y el polvo atrapó el vitral con tu pecho muerto.
Acaricié la estatua sin cabeza y sentí
la mirada del Poeta que lloraba tras la reja enmohecida de himnos.
Tus dedos obstinados en alcanzar una rosa; ya no más amantes ni violetas en el
Jardín; ahora, Dulce María como un río y nosotros en el vedado sepultándote.
Leticia Gomez Ibarra, julio de 2000.
Ciudad la Habana,Cuba.
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