María Luisa Burillo
A la muerte de Melis.
Lety, he pensado mucho en ti y en tú árbol... ¿sabías que hay hombres y/o mujeres que por sus cualidades pueden ser representados por ese milagro de la naturaleza que es el árbol? ...
La Palmera, la Ceiba, la Magnolia, nuestras Jacarandas, La Lluvia de Oro, el viejo Sauz, el Tamarindo, la Llamarada.. los hay grandes y pequeños, llenos de follaje y cortos del mismo, los hay con flores y como la higuera; dicen que es estéril... y su sombra, ¿qué no acaso no protege al viajero cansado, o arropa las ilusiones de los jóvenes amantes?...
Y tú mi querida Lety... eres ese árbol maravilloso que con sus ramas cuidó a Melis, y a tú madre y en la dura y áspera corteza de la Ceiba que era tu papá, dejaste pedazos de piel cuando abrazada a él, sufriste los efectos de una cultura que, afortunadamente, está cediendo ante la realidad de un mundo abierto, generoso, bello, con todas sus contradicciones y egoísmos...
Hoy recuerdo con nostalgia la bellísima canción cubana que más o menos dice "en el tronco de un árbol una niña, gravo mi nombre henchida de placer y el árbol conmovido allá en su seno a la niña una flor dejo caer....tú eres el árbol conmovido y triste.......con mi invariable admiración al árbol de tú vida"
María Luisa Burillo.
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Para encontrar a Leticia.
Para encontrar a Leticia , hubo que desmontar de sus pinturas fruteros de normes sandías, mandarinos, limas bodegones con triadas de peces verde-amarillo, azul-morado, botellas luminosas que se abrazan de los hombros en noches de celo.
Desmonté también floreros de altos Agapandos, frondas e incendios de Flor de Calabaza. Pero Leticia es criatura de mar... y a veces se muestra encubierta de arena, conchas, cantos y resaca... es iris en atrevidos crepúsculos lunares, oleajes verde azuleando al cielo, retándolo, retándolo hasta el sol.
Las palmeras en los pinceles de Leticia danzan eróticas brisas para que en asonancia los brazos, el talle, los muslos y dedos de manos y piernas conlleven el vaivén del mar, siempre del mar... por Leticia supe que del mar nacen los ojos, el movimiento y el paisaje, los colores furiosos. los viajes del alma. las olas de los cuerpos, polinización de peces sobre el terciopelo de aterciopeladas anémonas. Pincela Leticia pincela; coloréanos horizontes para vergüenza de los vivos que están muertos.
Abril de 1998.