EL CIELO Y EL INFIERNO- OSCAR WILDE
... Entonces se hizo un gran silencio en la sala de Justicia de Dios
y el alma del pecador avanzó enteramente desnuda ante Dios.
Y Dios abrió el libro de la vida del pecador.
– Desde luego, has llevado muy mala vida.
– Has ... (seguía una prodigiosa, maravillosa enumeración de pecados),
ya que has hecho todo esto, desde luego voy a enviarte al infierno.
–Tú no puedes enviarme al infierno.
– Y, ¿por qué no puedo enviarte al infierno?
– Porque he vivido toda mi vida en él.
– Entonces se hizo un gran silencio en la sala de justicia de Dios.
– ¡Bueno! Ya que no puedo enviarte el infierno, tendré que enviarte al Cielo
– Tú no puedes enviarme al cielo.
– Y, ¿por qué no puedo enviarte al cielo?
– Porque jamas he podido imaginármelo.
Y se hizo un gran silencio en la sala de Justicia de Dios.
(Nota: Oscar Wilde se lo platicó a Andrés Git y yo te lo platico a ti Brillante.)
Leticia Gómez Ibarra.
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