El aparador de los portales
Camila por las mañanas caminaba por los portales del centro de la Ciudad antes del trabajo en el viejo Ayuntamiento. Se detenía frente al aparador de los vestidos de novias soñándose poseída.
Cambiaron las modas y las novias, solo quedaban los azahares y el blanco perpetuo de las telas. ahora, una jubilada viejita, cada mañana se detiene frente a un parque en donde hace muchos años demolieron los portales, llevándose las novias y sus azahares.
Leticia Gomez Ibarra, marzo 1992.
NARRACIONES |
EPÍSTOLAS |