A MARY PAPITAS
"Sin saberlo, todos entramos en los sueños amorosos
de quienes se cruzan con nosotros o nos rodean.
Y sucede que a pesar de la fealdad, la penuria, la edad
o la sordidez de quien desea; y a pesar del pudor o la
timidez de quien es codiciado, sin que cuenten sus
propios deseos , dirigidos tal vez a otra persona.
Así, cada uno de nosotros abre a todos su cuerpo
y a todos se lo entrega.”
Margarite Yourcenar.
de quienes se cruzan con nosotros o nos rodean.
Y sucede que a pesar de la fealdad, la penuria, la edad
o la sordidez de quien desea; y a pesar del pudor o la
timidez de quien es codiciado, sin que cuenten sus
propios deseos , dirigidos tal vez a otra persona.
Así, cada uno de nosotros abre a todos su cuerpo
y a todos se lo entrega.”
Margarite Yourcenar.
Querida Mary Martinez Negrete:
Te elegí algunos poemas míos, desnudez sin medida en medio
de nuestra santa Ciudad y
de nuestras costumbres tatuadas.
Te elegí cartas que en mis silencios rompo con códices
y reglamentos y que han estado en archivos llenos de carpetas
y papeles que ahora en las noches se están convirtiendo en
recopilaciones tan modernas que puedo guardarlos
bajo la almohada en un disco que me
dispara a tiempos no soñados jamás.
Aquí va mi voz, una voz sin sonoras notas porque me ahoga
en la altura del chakra cinco,
ése en donde atoramos y cercenamos nuestros deseos y sueños,
nuestra verdadera voz y las voces de otros siglos.
Ahora, cada tarde gracias a una nieta de Gabriela de ojos
almendrados, estoy retomando mi voz, mi historia
y mis deseos sin vergüenza, sin castigos, sin facturas
y me doy todo el derecho a ser yo, Leticia.
Entonces, ahora y solo ahora, te escribo algo para ti,
que eres una sonrisa permanente que ha atravesado
universos y vidas compartidas, que ha cuidado
enfermos y ha velado y cerrado los ojos a sus muertos,
que ha formado una familia y ha custodiado una casa
como su único reino que no tiene fín, por los siglos de los siglos.
Leticia.
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